Porque a veces no sobran las palabras, ni las bonitas... ni las feas.
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miércoles, 24 de septiembre de 2008

El rebaño del cantante

10 de la noche, se apagan las luces generales y se ilumina el escenario, y te empujan, te manosean, la marabunta te vapulea y sientes que puedes colapsar. Alguien te estampa un eufórico beso y sientes que unas manos te alzan para, segundos después, volver a caer en el suelo. La música atrona y entonas la letra, o debería decir berreas, como todos los demás. Sois los borregos del cantante, aprisionados en una multitudinaria sala, pero felices de haber pagado para estar ahí.


¡Mañana me voy de concierto! ¡Y además con entradas de las buenas!

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